Ivelisse Esquilín es una líder innata. Lamentablemente, a consecuencia del huracán María, perdió su casa y todas las pertenencias de su familia. No obstante, eso no la desanimó en su deseo de ayudar a otros en los momentos más duros y difíciles.

Conoce la historia de Ivelisse Esquilín, beneficiaria del programa R3

“Mi familia y yo lo perdimos todo con María. La casita quedaba en un terreno bajo, justo al lado de una quebrada, y cuando subió el nivel del agua se lo llevó todo”, recuerda.

Ivelisse y su familia se beneficiarón del programa R3 mediante la reubicacion de su hogar.

El día que llegó el huracán, Ivelisse trabajaba como voluntaria en su comunidad asistiendo a otras personas tan vulnerables como ella. “Nos quedamos sin nada, solo con lo que teníamos puesto y lo que tenía en la mochila de emergencia”, evoca sobre aquel momento, con lágrimas en los ojos.

Además de ser líder comunitaria, Ivelisse es esposa y madre de cuatro hijos. Su casita en el barrio La Hormiga de Juncos era una estructura de madera y zinc que le perteneció a sus abuelos maternos, pero, reconoce que la estructura estaba muy vulnerable ante la magnitud de la lluvia y la fuerza de los vientos.

“La casita de los abuelos ya estaba muy frágil cuando llegó la emergencia. Mi esposo y yo tratamos de rehabilitarla en varias ocasiones con ventanas de distintos estilos que conseguíamos por ahí, pero realmente estaba muy deteriorada”, cuenta Ivelisse. “Sabía que la casita de madera no estaba en buenas condiciones, por eso decidimos pasar el huracán en casa de uno de mis hijos”.

Fue precisamente haciendo trabajo voluntario, luego del huracán, que un vecino le informó que su casita se había perdido, y cuando regresó al lugar donde ubicaba su hogar, ya no estaba.

“Entonces, decidí abrir el centro comunal del barrio para usarlo como refugio, porque todo el sector se quedó incomunicado por días”. Dice que, se armó de valor y organizó una cocina comunitaria para recibir a las otras familias damnificadas del barrio. Además, coordinó abrir paso entre los vecinos, porque las aguas no permitían el acceso para salir de la comunidad. Finalmente, luego de varios días, las aguas bajaron.

Confiesa que vivió momentos difíciles y de mucha incertidumbre. Mientras se albergó con su familia en el centro comunal, ayudó a reubicar a otras familias de su entorno en lugares seguros. Igualmente, registró a la comunidad y solicitó ayudas a las agencias de emergencia.

Su esfuerzo por ayudar a otros no pasó desapercibido. Gracias a su liderato y servicio a los demás, recibió el premio Sor Isolina Ferré por su ayuda a la comunidad.

Ivelisse se enteró del Programa R3 (Programa de Reparación, Reconstrucción y Reubicación) mientras ayudaba a otros en su trabajo como voluntaria y solicitó desde una convocatoria realizada por el Departamento de la Vivienda. Ivelisse y su familia cualificaron para recibir un vale de reubicación para una vivienda segura mediante los fondos de recuperación CDBG-DR.

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Actualmente, ella y su familia viven en el barrio Ceiba Norte en Juncos. La casa que consiguió para reubicar a su familia es amplia, cómoda, accesible, en cemento y de un solo nivel con cuatro cuartos, dos baños, marquesina, sala, cocina, balcón y patio. Luego de entregar toda la documentación, también puso en orden el título de propiedad y recientemente le comunicaron que cualificó para la instalación de placas solares y cisterna de agua.

Ivelisse Esquilín

Ahora Ivelisse, mujer de fe y de principios firmes, continúa ayudando al prójimo ofreciendo labor voluntaria y dando talleres de resiliencia a comunidades alrededor de Puerto Rico. “Si usted escucha sobre los fondos de recuperación y de sus programas disponibles, sea para recibir asistencia para comprar una casa o talleres de educación financiera o de capacitación laboral, no dude en solicitar”, concluye agradecida a Dios porque su familia hoy está segura.

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