Soy de las personas que lo observa todo. Es algo automático que me impulsa a descifrar, descubrir y hasta adivinar lo que otros quieren transmitir, con un simple gesto o mirada, sin que tenga que haber intercambio de palabra alguna.

Como me suele pasar, esa sensación la sentí cuando visité la égida “La Merced” en Río Piedras para grabar un anuncio sobre los fondos CDBG-DR. Llevo años pasando por ese lugar sin percatarme de que allí existiera un edificio que alberga viviendas para adultos mayores. Entré a la égida, junto a otras tres personas del equipo de trabajo. Había varios inquilinos fuera de sus apartamentos, unos caminando en los pasillos, otros buscando correspondencia y un grupito hablando entre sí. Uno de ellos, quizás el más joven, al menos en apariencia, se acercó para preguntarme qué hacíamos allí. Lo miré y antes de contestarle, me reveló lo que había detrás de aquellos ojos azules.

Los ojos de aquel hombre de 60 años, según me confesó luego, expresaban vida y gratitud. Extrovertido y muy espontáneo se puso a nuestra disposición como voluntario para el anuncio. Mientras grabábamos su testimonio, Diego Meléndez nos contó que durante su juventud trabajó en producciones de televisión y que lo tuvo todo pero que así mismo un día se quedó sin nada tras un diagnóstico de cáncer. A vuelo de pájaro nos contó su historia, conmovedora por demás. A pesar de todas las circunstancias, algunas altas y muchas bajas, el señor de los ojos azules nos aseguró que vive feliz en esta égida que lo acogió como un miembro más de la familia.

Diego disfruta de un espacio acogedor, se siente libre y disfruta día a día sin pensar en el mañana. Aunque su ingreso no es mucho, agradece por tener un techo seguro y digno gracias al Programa Subsidio de Alquiler que atiende la necesidad urgente de aquellos adultos mayores con ingresos bajos y que, por esa misma insuficiencia de dinero, están en riesgo de tener que abandonar la égida donde residen.

Gracias a la ayuda de este programa que ofrece asistencia de alquiler temporal, Diego solo paga $125 al mes y no los $525 que estaría supuesto a pagar de no contar con la asistencia económica. Puede que para muchos 400 dólares no sean ‘na’, pero este ahorro significa para participantes como él, la oportunidad de tener una mejor calidad de vida, distracción, compra de alimentos y hasta el pago de la luz.

Durante la entrevista, Diego no paraba de hablar de la importancia del Programa Subsidio de Alquiler para personas como él. Su caso es uno de otros 70 que tiene, actualmente, la Egida La Merced, ubicada a pasos de oficinas médicas y centros comerciales, con fácil acceso a guaguas y al tren y en donde estos inquilinos podrán vivir tranquilos por 24 meses, según lo estipula el gobierno federal.

A Diego no se le ha desaparecido su cáncer, pero tampoco sus ganas de vivir. Su actitud hacia la vida y su entereza ante la ansiedad y la incertidumbre que trae consigo la falta de un peso en el bolsillo, sin duda alguna, nos tiene que servir de ejemplo y lección a todos. No sé con cuantos Diego me pueda volver a cruzar, solo espero que el agradecimiento y la fortaleza que vi detrás de aquellos ojos azules en otros ojos los vuelva a encontrar.