Todos los días, a las 4:30 de la mañana, mi archienemiga y odiada alarma me obliga a ponerme de pie. Aun soñolienta, doy gracias a Dios por un nuevo día y, sin más remedio, me siento a leer los periódicos, no porque disfrute el maratón de noticias y anuncios que se publican a diario, sino por obligación.
Entre lectura y lectura, no sé cuántas veces me he topado con estas tres palabras ‘perspectiva de género’. Miles y miles de veces sin temor a equivocación. Es como un mito, muchos hablan de eso, pero la mayoría le tiene miedo o no sabe ni que rayos es. Mis amigos, expertos en esa materia, dicen que es la filosofía que busca evitar que se perpetúe la desigualdad adscrita a lo femenino con respecto a lo masculino. ¡Ok! Les voy a explicar.
Érase una vez, una joven entre muchos caballeros. Vestía gafas protectoras, capacete, chaleco reflector y cargaba muchas herramientas como ese personaje infantil llamado Bob… el constructor. No, no se trata de una historieta de niños, es una historia real. Déjenme comenzar.
Luego de poco más de una hora en la carretera llegué al municipio de Yabucoa, un pueblito al este de Puerto Rico. De hecho, una ruta muy poco usual para mí. Me bajé en aquel antiguo edificio y de inmediato, un fuerte olor a madera invadió mi pequeña nariz. Un ruido ensordecedor, como el de una sierra, me sirvió de compañía hasta que un grupo de amables personas me vio media perdida y me invitó a pasar.
Les cuento que dentro del edificio opera el Central Community College (CCC), una escuela vocacional. Allí estudian los aspirantes a convertirse en expertos en soldadura, refrigeración o ‘handyman’. Tras un breve recorrido por los salones, vi uno que decía ‘Handyman’ y entré. Curioso, no todos los estudiantes eran de la misma edad. Pensé que, por el tipo de profesión, todos serían varones, pero me equivoqué. ¿Cuál de estas cosas no es como las otras?, me pregunté. Del grupo sobresalía una brillante cabellera roja que a todas luces rompía el molde y daba paso a la inclusión.
Sin ocultar mi asombro, como si me hubiese encontrado con algo raro, me le acerqué. Oye, ¿qué te motivó a estudiar ‘handywoman’? Ella, mucho más sorprendida por mi pregunta, me respondió, “tengo que montar varios cuadros y arreglar un par de cosas en mi casa. Necesito aprender para no tener que depender de otra persona”. Me pareció honesta y muy valiente su contestación. La mujer lucía muy cómoda con su atuendo, a pesar del intenso calor. Escueta en palabras, enfatizó en el estilo dinámico de las clases y el trato paciente del profesor, así como en el compañerismo de sus pares que, lejos de discriminarla, le daban ánimo y motivación.
Esta futura ‘handywoman’ es una de las participantes del proyecto ‘Capacitarte Yabucoa’, una iniciativa que implementó el municipio de Yabucoa gracias a una subvención del Programa de Capacitación Laboral de los Fondos CDBG-DR del Departamento de la Vivienda, en alianza con el CCC. El fin de esta subvención, es apoyar a entidades alrededor de toda la Isla que ofrecen capacitación en destrezas de trabajo relacionadas a la reconstrucción y al crecimiento económico de Puerto Rico. Asimismo, ayuda a los residentes desempleados y subempleados a encontrar empleo proporcionándoles capacitación laboral en áreas relacionadas a los mismos esfuerzos de recuperación.
Los cursos, sin importar la especialidad, se ofrecen libres de costos, de lunes a jueves, unas 200 horas contacto, en cuatro meses de duración. Las tres ramas vocacionales le brindan al estudiante la oportunidad de aprender la teoría en el salón de clases y la práctica en el ‘field’, en facilidades comunitarias y en tiempo real. Desde su inicio, en mayo del año pasado, Capacitarte Yabucoa ha graduado a 36 personas, entre jóvenes y adultos. Varios han sido colocados en empleos y otros han podido desarrollar su propio negocio.
Mi visita a este hermoso proyecto de capacitación laboral fue divertida y muy enriquecedora. El genuino interés en aprender de todos aquellos discípulos me cautivó. La valentía de aquella mujer me inspiró y me reafirmó que vamos por buen camino cuando nos atrevemos a asumir roles socialmente catalogados como de varones. Gracias, porque tu arrojo, valida que las profesiones no son exclusivas de ningún género en particular.
Todos estos futuros expertos en soldadura, refrigeración, ‘handywoman’ y ‘handyman’ son afortunados de contar con esta nueva oportunidad. Qué bueno que este programa les sació su hambre de superación. Sin duda, a mí también. Hoy, le daré el día libre a la escoba, desempolvaré el taladro guardado por años en la covacha y, sin mucho análisis, buscaré en que pared me inspiraré.

Participantes de Capacitarte Yabucoa bajo el Programa de Capacitación Laboral de los Fondos CDBG-DR.